Hay que saludase!

jueves, octubre 04, 2007

Tal día como hoy, hace 28 años, El Antípodo nació...

Así es, amigos: hoy es mi cumpleaños. Hace ya 28 años que nació El Antípodo.

Muchos se han acordado. O pocos. Según se mire. Yo prefiero ser optimista y pensar simplemente que no todos se han acordado.

El caso es que se nota que me estoy haciendo mayor. Por la forma de escribir sobre todo. Ya no cometo faltas de ortografías y he eliminado la pasiva refleja de todos mis textos. Eso es clave.

Como es normal a los 28 años, la adolescencia me está invadiendo: de súbito, mi cutis ha sido cubierto de granos y mi pubis se ha llenado de pelos. Pelos rizados y negros como el tizón. Eso me escama porque yo siempre he tenido el pelo lacio y rubio. Además, por primera vez, he amanecido erecto. Un síntoma claro de hombría que me llena de orgullo. Aunque he de reconocer que me he sentido un poco avergonzado cuando, al ir a desayunar con mis padres, he tirado la taza del Nesquick con la punta del pijo. Lo he puesto todo perdido y lo he tenido que limpiar, así que he llegado tarde al trabajo.

Al regresar a casa después del trabajo, mi madre me ha sentado en el sofá con gesto serio, grave. Me ha dicho que, llegado a esta edad, era imprescindible que mantuviésemos nuestra primera charla hombre a hombre. Yo, inquieto, le he preguntado que quién era el hombre con el que debía tener esa importante charla. Mi madre me ha contestado que ella misma y que el hecho de ser una mujer no debía impedir que pudiese tener conmigo una charla de hombre a hombre porque eso sería de un machismo recalcitrante que en España ha quedado obsoleto tiempo ha.

Comienza, pues, nuestra charla. Mi madre comienza advirtiéndome que, a partir de ahora, notaré que mi cuerpo empieza a experimentar cambios pero que no me preocupe, que es normal. Eso me tranquiliza. Luego me explica todo el rollo de la regla, los tampones, las compresas con alas y sin alas (se declara una firme partidaria de las primeras) y demás. Yo la miro estupefacto, pero no digo nada y lo dejo estar limitándome a asentir discretamente con la cabeza. También me dice que tanto ella como mi padre se han dado cuenta de mi erección matutina y, de nuevo, me tranquilaza diciéndome que es normal amanecer todo berrrrlaco. Aprovecha igualmente para confesarme lo orgullosos que ambos se sintieron al observar el inapelable y desproporcionado tamaño del pito de su hijo pequeño, del benjamín. Yo me sonrojo, pero sonrío, cómplice, porque sé que es verdad.

La charla termina sin mayores incidencias. Cuando terminamos, extiendo mi mano derecha hacia mi madre en un claro gesto para exigir que me entregue la paga semanal, debidamente incrementada con la suma correspondiente a mi cumpleaños. Mi madre se hace la loca y me remite a mi padre. Mi padre me da la pasta. €50 en total ¡Lo suficiente para ponerme hasta el ojete a comer gominolas! ¡Esto sí que es un cumpleaños feliz!

¡FELICIDADES ANTÍPODO!

¡MUCHAS GRACIAS, HOMBRE!

He dicho!

1 Comments:

At 3:33 a. m., Anonymous Anónimo said...

Soberbio, no tengo palabras. Es que eres muy bueno.

 

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