Desde el principio
¡Joder, qué pequeño es esto! Yo no sé si es que este sitio encoge o soy yo el que crece pero el caso es que cada día estoy más incómodo aquí. Hace semanas que sólo quepo así, encogido.
Encima, de cuando en cuando, sufro el ataque de una especie de pene gigante que trata de golpearme una y otra vez. Y claro, como apenas puedo moverme, para intentar que no se me meta en el ojo (el pene agresor) sólo puedo sujetarlo malamente con una mano y tratar de apartarlo con gran esfuerzo de modo que parezco Chuck Norris luchando para que el malo de turno no le clave el cuchillo en plena jeta.
En fin, que mi vida aquí, como veis, no es fácil. Y lo peor es que ni siquiera sé cómo he llegado aquí. Simplemente me desperté un día y aquí estaba. Solo. A oscuras. Y mojado. Sí, como lo oís. Este sitio está lleno de agua. De agua turbia.
Y, para más inri, debí de golpearme en la cabeza o algo porque no recuerdo nada antes de llegar a este sucio agujero. Imagino que fue un secuestro. Es más, sé que son meras conjeturas, pero me atrevería a afirmar que fue un secuestro exprés si no fuese porque llevo aquí encerrado ni se sabe cuánto tiempo. Yo creo que se han olvidado de mí. O eso o es que nadie me quiere, ni me reclama, ni está dispuesto a pagar un rescate por mí. La crisis es lo que tiene. ¿Y quién sufre las consecuencias de la crisis? ¿Eh? ¿Quién paga los platos rotos? Pues los de siempre. Yo.
La conclusión, por tanto, es que soy una víctima. Me mires por donde me mires. Si me miras por arriba, porque soy calvo como una bombilla. Si me miras más abajo, porque la desproporción fálica que padezco me acompleja y me resulta hasta incómoda. Y eso que la cosa ha mejorado bastante, porque cuando llegué aquí recuerdo que era prácticamente sólo verga. Verga y cabeza. Por este orden. Así era yo. Tanto es así, que tenía que moverme a coletazos. No parecía ni humano. Gracias a dios, fue por poco tiempo. Después crecí y ahora soy medio normal. Lo malo es que no quepo, joder. Y estoy hasta las narices de estar mojado. ¡Hasta las narices! Bueno, en realidad, no estoy seguro ni de tener narices…
En total: que como paso de quedarme aquí para siempre, hace unos meses decidí urdir un plan de escape. Aún está muy verde, pero va por buen camino. El plan consiste en… ¡Un momento! ¡Veo algo de luz por allí! Supongo que, si me arrastro, podré salir. Vamos allá ¡Joder, qué ascazo! ¡Menuda peste a fistro vaginal! No, si al final va a resultar que sí tengo narices… Bueno, no importa, ya estoy llegando. Un poco más. Sólo un poco más y… ¡Eh, tú, cabrón de bata blanca! ¿Qué crees que estás haciendo? ¿Cómo te atreves? Como se te ocurra ponerme la mano encima te juro que… ¡¡¡BUAAAAAAAAHHHHH!!! ¡¡¡BUAAAAAAAAHHHHH!!!
[…]
Y así, amigos, es como vuestro admirado y envidiado Antípodo llegó a este mundo. De eso hace hoy 30 años. Ni más ni menos. Y todavía conservo algo de pelo. No me habría jugado ni un duro a que me quedase algún pelo llegado a esta edad…Y eso que en BWIN se pagaba a 354:1. En fin…
¡¡¡FELICIDADES, ANTÍPODO!!!
He dicho!
Encima, de cuando en cuando, sufro el ataque de una especie de pene gigante que trata de golpearme una y otra vez. Y claro, como apenas puedo moverme, para intentar que no se me meta en el ojo (el pene agresor) sólo puedo sujetarlo malamente con una mano y tratar de apartarlo con gran esfuerzo de modo que parezco Chuck Norris luchando para que el malo de turno no le clave el cuchillo en plena jeta.
En fin, que mi vida aquí, como veis, no es fácil. Y lo peor es que ni siquiera sé cómo he llegado aquí. Simplemente me desperté un día y aquí estaba. Solo. A oscuras. Y mojado. Sí, como lo oís. Este sitio está lleno de agua. De agua turbia.
Y, para más inri, debí de golpearme en la cabeza o algo porque no recuerdo nada antes de llegar a este sucio agujero. Imagino que fue un secuestro. Es más, sé que son meras conjeturas, pero me atrevería a afirmar que fue un secuestro exprés si no fuese porque llevo aquí encerrado ni se sabe cuánto tiempo. Yo creo que se han olvidado de mí. O eso o es que nadie me quiere, ni me reclama, ni está dispuesto a pagar un rescate por mí. La crisis es lo que tiene. ¿Y quién sufre las consecuencias de la crisis? ¿Eh? ¿Quién paga los platos rotos? Pues los de siempre. Yo.
La conclusión, por tanto, es que soy una víctima. Me mires por donde me mires. Si me miras por arriba, porque soy calvo como una bombilla. Si me miras más abajo, porque la desproporción fálica que padezco me acompleja y me resulta hasta incómoda. Y eso que la cosa ha mejorado bastante, porque cuando llegué aquí recuerdo que era prácticamente sólo verga. Verga y cabeza. Por este orden. Así era yo. Tanto es así, que tenía que moverme a coletazos. No parecía ni humano. Gracias a dios, fue por poco tiempo. Después crecí y ahora soy medio normal. Lo malo es que no quepo, joder. Y estoy hasta las narices de estar mojado. ¡Hasta las narices! Bueno, en realidad, no estoy seguro ni de tener narices…
En total: que como paso de quedarme aquí para siempre, hace unos meses decidí urdir un plan de escape. Aún está muy verde, pero va por buen camino. El plan consiste en… ¡Un momento! ¡Veo algo de luz por allí! Supongo que, si me arrastro, podré salir. Vamos allá ¡Joder, qué ascazo! ¡Menuda peste a fistro vaginal! No, si al final va a resultar que sí tengo narices… Bueno, no importa, ya estoy llegando. Un poco más. Sólo un poco más y… ¡Eh, tú, cabrón de bata blanca! ¿Qué crees que estás haciendo? ¿Cómo te atreves? Como se te ocurra ponerme la mano encima te juro que… ¡¡¡BUAAAAAAAAHHHHH!!! ¡¡¡BUAAAAAAAAHHHHH!!!
[…]
Y así, amigos, es como vuestro admirado y envidiado Antípodo llegó a este mundo. De eso hace hoy 30 años. Ni más ni menos. Y todavía conservo algo de pelo. No me habría jugado ni un duro a que me quedase algún pelo llegado a esta edad…Y eso que en BWIN se pagaba a 354:1. En fin…
¡¡¡FELICIDADES, ANTÍPODO!!!
He dicho!

1 Comments:
Neeeeeeeng!! MUCHAS FELICIDADES!!!
Un kia,
€ d d i e
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